Según una vieja tradición scout, el bordón se debe ir tallando y decorando desde su base con fechas o símbolos que nos recuerden los momentos que no queremos que se coma el olvido. Eso hice con el viejo bordón que perdí, una grave pérdida para mí pero una fortuna para el que lo tenga de cortinero, apoyando un tendedero o a lo mejor ya sirvió de leña para calentar atole. Ese tiempo de artesano volverá, mientras tanto, quiero dar rienda suelta a mi teclado.
martes, 16 de marzo de 2010
Patrulla Albatros.
Albatros... esa fue la patrulla que me involucró en el movimiento y seguro mi tía Judith y mi madre estuvieron detrás de esa primer reunión, yo no fui... ¡me llevaron! recién cumplía 10-11 años, el guía era el "cachuchas", así con minúsculas por que era bien maleta y porque obvio... usaba cachucha que originales ¿no?, bueno yo no le puse el apodo.
Desde la salida a Puebla y hasta la pista de canotaje de Xochimilco sólo porque era una esperada excursión en bici... no maaaaaaaaaa!!! sólo de recordar me duele hasta... las muelas.
Una verdadera locura, pero de plano que divertido encontré ese paseo y los muchos que le siguieron:
- Cada semana viaje redondo de la carretera México-Puebla a Iztapalapa, cada sábado sin falla.
- Cada quince algún parque cercano (en Iztapalapa) o alguna escuela.
- Por lo menos una fiesta para convivir con cualquier pretexto al mes... en la misma zona.
- Trasnochar cuando tuve la edad de Rover y en una camioneta descompuesta al Iztla.
Por lo menos cinco campamentos, unas quince excursiones, ya perdí la cuenta de reuniones de cualquier tipo, veintitantos paseos por Colonial Iztapalapa recolectando a los que no habían llegado y no olvido que hasta me basculearon como a las dos de la mañana cuando me alejé del puesto de tacos para llamar a mi padre para avisar que llegaría un poquito tarde.
Oye Benja... que más recuerdas para empezar? (sólo para empezar)
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
jejejejeje, y ten por seguro que mis hijos comenzarán de Scouts desde pequeños !!! para que tengan un sin fín de aventuras para contar a mis nietos.
ResponderBorrar